El Rolls Royce Phantom IV, un automóvil de ensueño, se erige como el epítome del lujo y la exclusividad de la automoción. Con solo 18 ejemplares producidos, este coche de Estado llegó a manos de figuras históricas como Franco, el Aga Khan y el Sha. De los tres que encontramos en España, uno tiene un destino singular: ser propiedad del Ejército y estar destinado al Rey. Con una fascinante configuración y una elegancia innegable, el Phantom IV es una joya automovilística que ha perdurado desde su fabricación en 1952.
Exclusividad y protagonismo real:
El Rolls-Royce Phantom IV es una muestra impresionante de exclusividad. Con tan solo 18 unidades fabricadas, se convierte en un símbolo de distinción y poder. Tres de estos automóviles se encuentran en España, uno de los cuales es asignado como coche de Estado para el Rey, destacando la relevancia que tiene este vehículo en el contexto de la realeza y el gobierno.
Diseño y configuración única en el Rolls Royce Phantom IV:
El Phantom IV ofrece la singularidad de contar con un chasis entregado en blanco, permitiendo a sus selectos propietarios la libertad de elegir el carrocero y el tipo de carrocería que deseen. Esta característica da como resultado una serie de vehículos con diseños únicos y adaptados a los gustos personales de sus dueños, enfatizando aún más su exclusividad y singularidad.
Prestaciones y elegancia imperecedera:
Equipado con un motor de 8 cilindros en línea, el Phantom IV ofrece una potencia de 165 CV, proporcionando un rendimiento sólido y confiable. Su longitud de 5765,8 mm, altura de 1879,6 mm y distancia entre ejes de 3683 mm le otorgan una presencia imponente y majestuosa en cualquier evento o desplazamiento.
Un legado para la eternidad del Rolls Royce Phantom IV:
El Phantom IV es más que un automóvil, es un testigo silencioso de la historia. Su asociación con figuras icónicas del pasado y su rol como coche de Estado para el Rey lo convierten en un vehículo que ha trascendido el tiempo y ha dejado una huella en la memoria colectiva.
El Rolls Royce Phantom IV es una maravilla automotriz que va más allá de las carreteras, pues es símbolo de poder, exclusividad y elegancia. Su presencia es imponente, su diseño es único y su relevancia histórica lo convierte en un tesoro invaluable. Como uno de los pocos ejemplares fabricados, este coche de Estado asignado al Rey se erige como una pieza maestra en el mundo de la automoción, dejando un legado que perdurará en el tiempo, recordando la grandeza de la realeza y la excelencia de Rolls-Royce.
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