A lo largo de los más de 100 años de la historia del automóvil, los componentes han evolucionado significativamente. Entre estos, el embrague ha sido crucial, sufriendo transformaciones por factores como fiabilidad, costes de producción, mantenimiento, y recientemente, el impacto ambiental. Aunque los conceptos iniciales datan de los primeros días de la industria, las innovaciones en materiales y métodos de procesamiento han permitido su realización práctica.
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En los albores del siglo XX, el motor de combustión se consolidó como el principal sistema de propulsión, superando a los eléctricos y de vapor. En 1902, un hito importante fue alcanzado cuando un vehículo a gasolina batió el récord de velocidad, que hasta entonces estaba en manos de vehículos eléctricos y de vapor. Los sistemas eléctricos y de vapor, con su curva de par casi ideal, no requerían embrague ni caja de cambios, lo que los hacía más sencillos y fiables. En contraste, los motores de combustión necesitan una forma de desconexión entre el motor y la transmisión, debido a su dependencia de un cierto número de revoluciones para emitir potencia.
El concepto de embrague surgió como una solución a este desafío. Los primeros embragues utilizaban correas de cuero que, al tensarse, transmitían la potencia del motor a las ruedas. Sin embargo, este método resultaba en un desgaste rápido de las correas.
Para mejorar la eficiencia y el manejo, se introdujeron diseños innovadores, como embragues de fricción y embragues cónicos, que utilizaban diferentes materiales para aumentar la durabilidad y la eficacia.
A medida que los motores se hacían más potentes, surgió la necesidad de sistemas de embrague más avanzados. Los embragues de discos múltiples representaron un gran avance, ofreciendo mayor superficie de fricción y eficiencia en un espacio reducido. Estos embragues, aunque inicialmente experimentales, sentaron las bases para los modernos embragues monodisco secos, que se convirtieron en la norma gracias a su menor masa y mayor facilidad de cambio de marchas.
El desarrollo continuó con la introducción de materiales innovadores y diseños más eficientes. Los embragues de muelle de diafragma y las mejoras en los discos, como amortiguadores de torsión, han permitido una operación más suave y eficiente, adaptándose a las crecientes demandas de los vehículos modernos.
La historia del embrague es una de constante innovación y adaptación, reflejando los avances en la ingeniería del automóvil y las cambiantes necesidades de los vehículos a lo largo del tiempo.
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